Cuentacuentos en los Pirineos fue un proyecto educativo que se desarrolló en una triple vertiente: la recuperación de la narrativa oral, el fomento de la lectura y la educación ambiental. La idea surgió en el Departament de Medi Ambient de la Generalitat de Catalunya, en WWF-España y en Trenca como fruto de la preocupación por la conservación del oso pardo. Se desarrolló en Cataluña, en Aragón y en Navarra. En Cataluña también fue esencial la participación del Departament d’Ensenyament (Generalitat) y del Conselh Generau d’Aran (gobierno autónomo del Val d’Aran).

Para describir este proyecto tenemos que regresar al año 1991, cuando llegaron al Centro de Fauna de Vallcalent dos cachorros de oso pardo: Bavar y Kiwi. Los oseznos habían vivido tantas aventuras y tan interesantes desde el punto de vista educativo, que en 1998 WWF-España y Trenca pensamos en editar un cuento basado en su vida.

Bavar y Kiwi se hicieron grandes y criaron. En la fotografía, Bavar con dos cachorros, muy conocidos por las personas que visitan Vallcalent. © Trenca

El cuento se publicó a la vez en aragonés, aranés (occitano), vasco, castellano y catalán –las cinco lenguas habladas en los Pirineos españoles–, de manera que se pudo utilizar como herramienta para el aprendizaje de estas lenguas en el colegio. Además, por gentileza de la editorial Pagès, se hizo una edición en gallego que se envió a los centros escolares de Galicia.

Este proyecto educativo consistió esencialmente en contar la historia de dos osos –Bavar y Kiwi–, con el apoyo de imágenes y sonido, en las aulas de los colegios o en los recintos de los ayuntamientos de las poblaciones de los Pirineos, donde habita –o hasta hace poco habitaba– el oso pardo, comprendidas en Cataluña, Aragón y Navarra. Inicialmente, la idea del proyecto era solo publicar un cuento educativo sobre el oso pardo y enviarlo a los colegios. Después se pensó en hacer una narración oral y al terminar entregar un cuento en mano a cada persona del público asistente.

Nuestra idea estuvo inspirada en parte en los trobadores que recorrían los pueblos y las cortes en la Edad Media, y en parte en los cuentos y leyendas de tradición oral que antiguamente se contaban en casa, en la cocina o alrededor del fuego, y que congregaban mágicamente a los miembros de una familia o a los vecinos. Nos animó aún más el hecho de que la narrativa oral se esté recuperando hoy en día con gran éxito por parte de bibliotecas y ayuntamientos.

Se imprimieron también pancartas con un dibujo del cuento y con el título del proyecto en las diferentes lenguas de los Pirineos. La pancarta se colocaba en la entrada o cerca del lugar donde se contaba la historia de Bavar y Kiwi.

Antes de ir a los Pirineos, las narraciones empezaron en las escoles verdes de Lleida. Ello sirvió de prueba y de rodaje para el equipo de cuentacuentos, formado como mínimo por dos personas.

Esta fue la primera autocaravana que usó el equipo de cuentacuentos para desplazarse por las montañas de los Pirineos. © Trenca

Sebastià, a la izquierda, director de –en aquel entonces– la escola verda de Torres de Segre, nos ayuda a colgar la pancarta en las ventanas del centro escolar. © Trenca

Otro aspecto del proyecto fue la elaboración de una guía de actividades didácticas que los profesores podían realizar después de la narración oral, aprovechando que todo su alumnado había escuchado el mismo cuento y que tenían un ejemplar impreso. Las actividades propuestas eran muy diversas: tanto del área de lengua, como del área visual y plástica o del área de naturales y educación ambiental.

En un colegio de Cataluña

En un colegio de Aragón

En una escuela de Navarra

El cuento se narraba y se entregaba tanto a alumnado de primaria como de secundaria. A pesar de que la historia era la misma, esto supuso tener que preparar versiones orales diferentes, adaptadas a las diferentes edades.

En verano, la historia de Bavar y Kiwi se contaba en las plazas de los pueblos, en locales sociales o locales de los ayuntamientos de los Pirineos, en sesiones abiertas a todos los públicos. En las fotografías vemos diferentes carteles que anunciaban estas sesiones, una en el Val d’ Aran y otra en el País Vasco.