El turón europeo es uno de los pequeños carnívoros más desconocidos y amenazados de nuestros campos. Un gran aliado de los agricultores que controla de forma natural las plagas de roedores, pero que paradójicamente se encuentra en peligro por la intensificación y la desaparición de los paisajes agrícolas tradicionales.
Tras cinco años de estudio en los que se ha constatado la crítica situación del turón europeo, se ha puesto en marcha el proyecto “TuroCat” para pasar a la acción y poner freno a la extinción de esta especie en Cataluña. El proyecto, diseñado por el grupo de trabajo formado por técnicos del Zoo de Barcelona, de la ONG Trenca, la UDG y el Departament de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat, busca recuperar y volver a conectar los últimos bastiones de la especie en la provincia de Girona y crear nuevos núcleos mediante la suelta de ejemplares procedentes de poblaciones sanas de otras zonas de la Península Ibérica.
En los últimos los últimos 40 años, el turón ha desaparecido de más del 80% de su antigua área de distribución en Cataluña. Una de las principales causas del declive del turón es la desaparición del paisaje agrícola tradicional, en el que existían setos, márgenes, pequeños bosques y otras zonas naturales donde tanto el mamífero como sus presas encontraban cobijo y alimento. La intensificación de la agricultura está acabando con este tipo de paisajes, que albergan una rica biodiversidad.
De hecho, según el Informe de aplicación de las directivas Hábitats y Aves en Cataluña para el periodo 2013- 2018 de la Generalitat, los hábitats de ambientes agrícolas, prados y matorrales son los más amenazados, pues más del 35% está retrocediendo.
“El turón europeo puede servir como “especie paraguas” para los paisajes agrícolas, y su recuperación es una oportunidad para volver a llenar de vida nuestros campos y avanzar hacia una agricultura más respetuosa con la biodiversidad”, ha asegurado el responsable del proyecto, Salvador Salvador Allué.
En Cataluña, los turones tan sólo sobreviven en un bastión en el Bajo Ter (Baix Empordà), y en poblaciones muy pequeñas y aisladas de otras zonas del Alto y Bajo Empordà, y del Ripollès y áreas limítrofes de la provincia de Barcelona. Volver a conectar esas poblaciones y evitar el aislamiento genético es vital para el futuro de la especie en Cataluña. Para ello, el proyecto busca llegar a acuerdos con propietarios de fincas y agricultores para que “renaturalicen” sus campos y se vean así beneficiados por la presencia de este controlador ecológico de plagas. También se traerán turones salvajes desde otras zonas de la Península donde aún existen poblaciones sanas.
Para el director del Zoo de Barcelona, Antoni Alarcon, “el turón es una especie autóctona tan desconocida como amenazada en nuestro territorio. Es propia de unos hábitats y unos paisajes mediterráneos que hay que proteger y conservar; recuperar al turón es clave para lograr una coexistencia sostenible con la naturaleza, y aquí reside la misión del Zoo de Barcelona”.
Otras medidas clave que se desarrollarán durante el proyecto son el control del visón americano —una especie invasora muy agresiva, que desplaza al turón de las zonas húmedas y afecta a otras especies autóctonas— por parte de los Agents Rurals y la recuperación del conejo de monte, que prácticamente ha desaparecido de muchas zonas de Girona. Para ello, durante el proyecto se liberarán conejos procedentes de áreas de Lleida donde causan daños importantes a la agricultura.
El proyecto “TuroCat”, que se desarrollará hasta 2021, está financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el Zoo de Barcelona y el Departament de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat. Para garantizar la continuidad de las acciones, también se ha puesto en marcha el Grupo de Trabajo del Turón en Cataluña.
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