¿Qué hace una ONG de conservación de la naturaleza produciendo aceite de oliva? A veces nos hacen esta pregunta, y es normal. Al imaginar lugares donde encontrar abundante fauna salvaje, la mente nos suele llevar a bosques frondosos o escarpadas montañas. Pero los paisajes agrarios tradicionales, fruto de una actividad humana respetuosa con la naturaleza, albergan una rica y variada biodiversidad que se ha adaptado a vivir junto a nosotros.
Es el caso de los olivares de montaña como en los que nace nuestro aceite ‘Salvatge’, en el valle mayor de Bovera, Les Garrigues Altes. Estos “bosques mediterráneos” domesticados son un ejemplo de coexistencia entre ser humano y naturaleza, una coexistencia milenaria que está en peligro por el abandono rural y la intensificación de la agricultura.
Cuando comenzamos el proyecto en 2010, queríamos recuperar ese vínculo, poniendo en cultivo olivares centenarios que estaban abandonados y protegiéndolos como reservas de fauna. No hacía falta inventar nada: por encima de todo, dejar actuar a la naturaleza y respetar la vida en todas sus formas.
Por eso, llamamos a nuestro aceite ‘Salvatge’ y desde el principio nos pusimos manos a la obra para multiplicar la biodiversidad en las fincas. Estos son algunos ejemplos:
La piedra seca, construcciones que crean vida
La piedra seca es un método de construcción ancestral que no sólo respeta la vida, pues podría considerarse que incluso la fomenta. Son construcciones integradas en el paisaje, realizadas con materiales locales, en las que encuentran refugio multitud de especies de animales y plantas. Lo que hoy se llamaría una “infraestructura verde”.
Murs de piedra seca restaurados en Bovera
© Albert Gispert / Trenca
Desde 2010, hemos dedicado un gran esfuerzo a restaurar elementos tradicionales de piedra seca del valle mayor de Bovera, como aljibes, balmas (construcciones realizadas en pequeñas cuevas) y cabañas, un extraordinario patrimonio cultural que estaba cayendo víctima del olvido y el abandono. Los olivares de montaña se cultivan en terrazas de piedra seca, y también hemos restaurado centenares de metros de muros de piedra seca. Sus grietas son un escondrijo perfecto para la biodiversidad: les encantan, por ejemplo, a las tortugas mediterráneas que hemos reintroducido en los olivares.
Agua para ayudar a los anfibios
Una acogedora balsa para los anfibios
Los anfibios son el grupo animal más amenazado, en gran medida por la destrucción de su hábitat y la desaparición de los puntos de agua que necesitan para reproducirse. Por eso, acciones a nivel local pueden suponer una gran ayuda para ellos. Hemos creado cuatro pequeñas charcas, repartidas en puntos estratégicos de los olivares, donde crían especies como el sapo corredor (Epidalea calamita) o la ranita meridional (Hyla meridionalis). Además, las charcas sirven también como bebedero a aves y mamíferos: el clima de Les Garrigues es extremo, con largos periodos de sequía, y en los meses más secos estos puntos de agua son una bendición para muchos animales.
Un refugio para la tortuga mediterránea
De la fauna que habita en nuestros olivares, posiblemente las más curiosas y singulares sean nuestras queridas tortugas mediterráneas (Testudo h. hermanni). Acosadas por la pérdida de su hábitat y la captura ilegal para su venta como mascotas, en la península ibérica apenas sobreviven 8.500 en libertad, acantonadas en unos pocos rincones de Cataluña y el norte de Valencia.
El olivar donde nacen las tortugas © Marc Gálvez / Trenca
Tras encontrar en el valle mayor de Bovera tres tortugas que habían llegado desde la cercana zona de reintroducción del Parque Natural del Montsant, entendimos que nuestros “salvajes” olivares eran un entorno ideal para ellas. Así, en 2016 creamos un refugio y comenzamos a soltar tortugas en colaboración con el Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña. La iniciativa ha sido un éxito, pues hemos encontrado tortuguitas desde el primer año: una muestra más de que un olivar puede albergar mucha vida.
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